La TV mata pasión

En estos días, la AFA, la Liga Profesional y las empresas que cuentan con los derechos televisivos parecen decididos a prohibir todo: a las radios, a la prensa escrita y a los medios partidarios de las canchas. ¿Hasta dónde llega el derecho del que paga? ¿Está bien censurar todas las variantes de difusión escudándose en la pandemia? El hincha, que no puede ir a la cancha, ni siquiera podrá escuchar la previa o elegir cómo vivir su pasión.

Nadie discute el contexto sanitario que se vive como consecuencia del COVID-19. Nadie pone en tela de juicio la importancia de cuidarse, de respetar estrictos protocolos ni mucho menos cuestiona que haya restricciones en año atípico por la pandemia que azota a todo el mundo. Pero una cosa es limitar o restringir parcialmente y otra -muy distinta- es prohibir o aprovechar la situación para favorecer de manera unilateral a los monopolios que tienen los derechos televisivos.

Sin ponerse colorados, son varios los que -seguramente con intereses bien marcados- hacen circular mensajes de este tipo en cadenas de whats app o en las redes sociales: «El Ministerio de Salud de la Nación, la Liga Profesional de Fútbol y la Asociación del Fútbol Argentino dispusieron que para el comienzo de la competencia no se podrá contar con medios de prensa partidarios ni nacionales en el estadio. El ingreso será para aquellos que tienen los derechos de televisación y para la prensa oficial de ambos clubes de manera limitada por partido».

Los periodistas radiales que cubren Copa Libertadores vienen soportando la censura de la CONMEBOL que sólo permite ingresar a la TV a las canchas. De este protocolo, se cuelgan TyC Sports (con su señal satélite, TyC Sports Play) y La Liga (que rescindió con FOX y negocia sólo con Turner para obtener más dinero, en otra desprolijidad de nuestro fútbol), para presionar a la AFA, a los clubes y buscar su cometido: ser los únicos en emitir el partido desde la cancha. Es tan increíble como real que en estadios de 40, 50 o 60 mil personas como son los de esos equipos que compiten a nivel continental no pueda acreditarse a la prensa radial (que transmite en vivo los partidos) o darle un pupitre para que haga su trabajo a un colega de prensa gráfica, con el debido distanciamiento y las medidas lógicas de la situación, sin notas en la zona baja y preservando la integridad física de los protagonistas que salen al campo de juego.

Pero no señor Tapia, es más fácil darle todo a la TV y olvidarse de los pueblos, de los que no tienen cable, del laburante que está arriba de un auto manejando y no puede mirar el partido, del que está en una garita laburando de seguridad o de sereno en una verdulería, del médico que está de guardia poniéndole el hombro a esta pandemia cruel y que no puede ni poner la radio de fondo porque ustedes no tienen la inteligencia, la practicidad y el sentido común de armar un protocolo: como lo armó la industria del Teatro, como también lo tienen los shoppings, los restaurantes o el Turismo con la app «Cuidar Verano».

«No hay que olvidarse que mucha gente no tiene acceso a una computadora o una TV. Hay que dejar trabajar a las radios y a todos los medios del ascenso, porque de otra manera van a terminar matando a la pasión del fútbol de ascenso», dijo Daniel Cacioli en El show de Temperley.

Mientras las calles de cualquier centro comercial están repletas de gente, mientras miles de trabajadores se toman todos los días el tren, el subte o el bondi para ir a ganarse el pan; lo que se hace es ponerle el palo en la rueda a cientos de trabajadores de prensa que se ven perjudicados por tener que limitarse a narrar lo que muestra la TV o, mucho peor aún, una pantalla de streaming que muchas veces falla y lejos está de brindar una transmisión sin desperfectos.

«El fútbol por radio es en la cancha, como toda la vida». Néstor Clivati, periodista de Radio Mitre, otro de los que se hizo escuchar en su cuenta de Twitter.

Mientras la AFA no comunica de forma oficial la cuestión, siguen apareciendo mensajes que hablan de prohibición y siguen pasando partidos (sobre todo en Primera División y en la Copa) donde los colegas no pueden ir a realizar su trabajo. Esta «nueva normalidad» pretenden instalarla también en el ascenso, más allá de que el boletín que publicó la AFA el viernes 23 de octubre da una pequeña luz de esperanza para el ascenso al mencionar que permitirán «de 90 a 100 lugares en la llamada zona 2: Tribunas, incluido el sector cabinas y pupitres de prensa».

«Esos lugares incluyen también a dirigentes, jugadores que quedaron fuera de los concentrados y a la TV, que lleva no menos de 20 personas», nos contó una fuente del club. Es cierto, pero si la AFA no borra con el codo lo que publicó en su sitio web podríamos hacer un cálculo simple (20/25 trabajadores de la TV, 30 dirigentes entre ambos equipos -un número alto, para que nadie se enoje-, otros 5/10 futbolistas que quedaron fuera de los concentrados) y nos seguirían sobrando unos 25/30 lugares para el periodismo partidario y del ascenso. Lugares no faltarían, lo que falta es la buena voluntad….

«Ustedes son mis ojos en cada partido», nos decía un oyente no vidente que siempre está prendido a la vieja radio. «Los pongo a ustedes porque no tengo el mango para ir a la cancha y yo cable no tengo», nos decía otro. «Yo le pongo mute a la TV porque me gusta el relato con pasión por Temperley», nos cuenta otro más fanático. Y así podríamos seguir….

Somos la voz de miles de apasionados a los que no vamos a abandonar. No vamos a dejar que el que maneja, el que está de turno, de guardia o el fiel fanático que nos elige hace diez años se quede sin la posibilidad de elegir qué relato escuchar. Vamos a relatar, como sea. Pero cada uno de ellos, hermano, se merece vivir la pasión por el ascenso como la vivió siempre: pegado a la radio, con su gorrito o su camiseta puesta, mientras lava el auto o prende el fueguito para el asado. La TV mata pasión. Y se quiere llevar puesto todo: nuestro derecho, tu derecho, la libertad de expresión y la democratización de los contenidos en pleno siglo XXI.

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